Según cuentan los táitas y mámas (ancianos de la comunidad), desde tiempos inmemoriales los camëntšá han habitado sobre el valle, donde; a través del tiempo la mayoría de los indígenas se asentaron en el municipio de Sibundoy, especialmente en la parte plana y sobre las siguientes veredas: Llano Grande, San Félix, Cabuyayaco, Leandro Agreda, Sagrado Corazón de Jesús, San Agustín, Tamabioy, Las Palmas, La Cumbre, El Ejido, Las Cochas y una mínima parte en la zona alta del municipio, algunos habitan en la municipalidad de San Francisco y pocas familias en Colón y en la inspección de San Pedro.
La comunidad indígena camëntšá de acuerdo al último censo poblacional del año 2007, cuenta con una población de seis mil (6.000) indígenas aproximadamente.
Según las narraciones de los táitas y las mámas, manifiestan que el valle de Sibundoy antiguamente era una inmensa laguna, afirmación que se puede evidenciar en los humedales y otras zonas pantanosas; por ello la comunidad vivía sobre la parte alta del valle. Con el rompimiento del sistema montañoso del cerro patascoy y por su carácter volcánico, hizo que las aguas se trasladaran y formaran lo que actualmente se conoce como la laguna de la cocha ubicada en el corregimiento del Encano, Departamento de Nariño.
La primera noticia sobre la existencia del valle de Sibundoy data sobre el 15 de febrero de 1.535, fecha en que entraron al valle para una rápida correría de veinte días (los exploradores en busca del dorado), Juan de Ampudia y Pedro de Añasco, tenientes de Sebastián de Belálcazar, al mando de treinta soldados de caballería y sesenta de infantería y una buena tropa de yanaconas o indios auxiliares.
Siete años después, a finales de 1.542 finalizando el siglo XIX fue la segunda entrada de los españoles al valle y que estuvo comandada por los capitanes Pedro Molina, Alonso del Valle y Hernán de Cepeda. Al siguiente año arribó al mismo Hernán Pérez de Quesada, encontrando un valle habitado por indígenas quiénes a este lugar le llamaban tabanoy que significa “pueblo grande”.
Los conquistadores, trataron de establecerse sin resultados debido a la resistencia y oposición de los aborígenes. Sin embargo durante esta época los visitantes adelantaron su proceso de conquista despojando a los indígenas de sus tierras y pertenencias, lo cual ha repercutido en las difíciles condiciones de supervivencia socio culturales debido a la carencia de tierras propias aptas para el trabajo y por ende la subsistencia de la comunidad con su propia idiosincrasia.
Además cabe resaltar que durante el proceso de evangelización no se tuvo en cuenta el testamento de Carlos Tamabioy en el año de 1.700, miembro y cacique de la comunidad de aquellos tiempos; en el cual, como dueño y señor legítimo deja las tierras del valle de Sibundoy a los camëntšá como patrimonio de las futuras generaciones.
Por otro lado una anciana de la comunidad también expresó:
Tras muchos años de lucha y resistencia las comunidades indígenas lograron que se reconocieran sus derechos sobre sus tierras, recuperando parte de lo que se les había arrebatado en la conquista y después en la evangelización, lo que obligó al gobierno a intervenir con leyes, decretos y resoluciones.